¿Qué tipo de patrimonio
celebramos este 31 de mayo?
Durante la
última década el patrimonio cultural se ha posicionado como una demanda social
y cultural dentro del imaginario nacional, regional y local. Su presencia se
expresa en la agenda política y en la alta inversión pública en la conservación
y restauración de bienes, muchas veces está inversión no es acorde a los
intereses ciudadanos y/o más bien es la ciudadanía que no se cuestiona ¿Para qué
queremos el patrimonio? ¿Por qué resguardamos algunos edificios y dejamos que mueran otros? ¿Cómo decidimos
qué resguardar? ¿Otros deciden por
nosotros? ¿Es necesario conservarlo todo? En síntesis ¿Qué memoria queremos
resguardar para transferirlo a las nuevas generaciones?
En este sentido, se debe indagar si existe una sola idea de patrimonio cultural o varios patrimonios culturales, según sea el grupo social desde el que se está hablando y si cada uno tiene un valor en sí mismo, dada la significación y uso que le asignan las personas que habitan el territorio que lo contiene. Si analizamos el caso de Valparaíso, cuyo centro histórico fue declarado Sitio Patrimonio Mundial el año 2003 por la UNESCO, nos damos cuenta que en Chile aún existe un afán permanente por identificarse con la cultura Europea.
El Arte Monumentalista desarrollado en Latinoamérica corresponde a una tendencia que siguió una política estética europea, porque se basó en la construcción de obras arquitectónicas y escultóricas de grandes proporciones como una forma de expresión de poder. En Chile, el patrimonio cultural está directamente ligado a este estilo arquitectónico, prueba de ello es que la principal legislación patrimonial es la Ley de Monumentos Nacionales (Ley 17.288).
No es difícil apreciar que la mayoría de los bienes patrimoniales chilenos corresponden a palacios y casonas antiguas donde vivieron las familias más acaudaladas del país y que sus líneas estéticas y arquitectónicas son de raíces europeas: Neocolonial; Neoclásico; Art Nouveau; Neogótico, por mencionar algunos. Estas declaratorias son avaladas por los gremios de arquitectos y especialistas del arte y la cultura, que en base a criterios históricos, políticos y científicos identifican el tipo de bienes que merece tener la categoría patrimonial.
Paralelamente a la concepción estética hegemónica del patrimonio, cuando se habla de la identidad cultural chilena, también se habla de la “cultura popular”, asociado a las clases sociales que no siguen la estética de ascendencia europea, principalmente los segmentos socioeconómicos más bajos. Para Salazar (2011) la verdadera identidad cultural de los chilenos se encuentra a nivel local, es en su entorno inmediato donde las personas intervienen sus paisajes, arman comunidad, generan una memoria y un patrimonio. No existe una única identidad chilena, sino que un conjunto de identidades, que en su mayoría no han sido reconocidas, porque se ha creado una identidad abstracta de lo nacional, que es aceptada por todos y que le sirve a los grupos hegemónicos para legitimizar su dominación.
Dentro del ámbito local porteño existe un patrimonio invisibilizado o poco reconocido, por ejemplo lo que sucedió con el mega incendio ocurrido en abril de 2014- que destruyó casi 3.000 viviendas- mostró las precarias condiciones de habitabilidad en la parte alta de la ciudad. Apareció un imaginario porteño lejano a la idea de ciudad patrimonial y turística, develando una marcada diferencia entre la vida del Plan y la vida de los cerros.
Esto se remonta a principios del siglo XX, con el terremoto de 1906, que destruyó gran parte de la ciudad de Valparaíso, principalmente conventillos, lo cual generó que muchas personas de los sectores populares vieran en las quebradas una oportunidad de asentamiento. Una vez más Valparaíso fue reconfigurado en torno a una tragedia.
Las formas de habitar los cerros de Valparaíso han sido invisibilizadas históricamente, pues representa un paisaje contradictorio con el desarrollo cosmopolita que se proyectaba para Valparaíso en el Siglo XX (Pino y Ojeda, 2013). De este modo, la configuración de la vida en las quebradas, despliega, de manera silenciosa, una identidad muy diferente a la vida que sucedía en la parte baja de la ciudad. Emerge el patrimonio de la autoconstrucción y la apropiación de un lugar inhóspito para hacerlo habitable, proceso que fue desarrollado por un conjunto de familias de sectores populares.
Esta conformación espontánea de la ciudad representa un tipo de patrimonio de los sectores populares, que no sigue la línea impuesta por los cánones estéticos dominantes, lo cual se vincula con el rasgo particular de Valparaíso: ser una ciudad nunca fundada, sino que ocupada. La vida en los cerros de la parte alta de Valparaíso contrastan fuertemente con el patrimonio arquitectónico de origen europeo que conforma el Sitio declarado como Patrimonio Mundial por la UNESCO, donde destaca la figura de los inmigrantes europeos y el progreso que trajeron a este territorio, llegando a representar la idea de una globalización temprana.
En conclusión, será difícil llegar a consensos sobre qué es y qué no es patrimonio. No obstante, es innegable que se destaca un tipo de idea de patrimonio por sobre otra, dado que no todo el pasado acontecido tiene la pretensión de ser resguardado y transferido a las siguientes generaciones, sólo se seleccionan algunos hechos históricos, algunos estilos arquitectónicos, algunos relatos y algunos personajes. Se privilegia el resguardo de valores culturales asociados a las clases más acomodadas en desmedro de visibilizar el patrimonio presente en los sectores populares.
Los y las invito a que en este día del patrimonio cultural reflexionemos sobre a qué bienes otorgamos valoración y cuales invisibilizamos, se extiende la invitación a mirar nuestra vida cotidiana, abstraerse y mirar el paisaje cultural y territorial que recorrimos diariamente, aquello que utilizamos y no valoramos como se lo mereces, observemos las ferias, mercados, poblaciones, costumbres, tradiciones, historias, mitos, etc. Todo aquello que nos de algún significado y ver si eso puede ser considerado como patrimonio por ustedes mismos o por su comunidad.
Bibliografía
ONG Matices Sociales
En este sentido, se debe indagar si existe una sola idea de patrimonio cultural o varios patrimonios culturales, según sea el grupo social desde el que se está hablando y si cada uno tiene un valor en sí mismo, dada la significación y uso que le asignan las personas que habitan el territorio que lo contiene. Si analizamos el caso de Valparaíso, cuyo centro histórico fue declarado Sitio Patrimonio Mundial el año 2003 por la UNESCO, nos damos cuenta que en Chile aún existe un afán permanente por identificarse con la cultura Europea.
El Arte Monumentalista desarrollado en Latinoamérica corresponde a una tendencia que siguió una política estética europea, porque se basó en la construcción de obras arquitectónicas y escultóricas de grandes proporciones como una forma de expresión de poder. En Chile, el patrimonio cultural está directamente ligado a este estilo arquitectónico, prueba de ello es que la principal legislación patrimonial es la Ley de Monumentos Nacionales (Ley 17.288).
No es difícil apreciar que la mayoría de los bienes patrimoniales chilenos corresponden a palacios y casonas antiguas donde vivieron las familias más acaudaladas del país y que sus líneas estéticas y arquitectónicas son de raíces europeas: Neocolonial; Neoclásico; Art Nouveau; Neogótico, por mencionar algunos. Estas declaratorias son avaladas por los gremios de arquitectos y especialistas del arte y la cultura, que en base a criterios históricos, políticos y científicos identifican el tipo de bienes que merece tener la categoría patrimonial.
Paralelamente a la concepción estética hegemónica del patrimonio, cuando se habla de la identidad cultural chilena, también se habla de la “cultura popular”, asociado a las clases sociales que no siguen la estética de ascendencia europea, principalmente los segmentos socioeconómicos más bajos. Para Salazar (2011) la verdadera identidad cultural de los chilenos se encuentra a nivel local, es en su entorno inmediato donde las personas intervienen sus paisajes, arman comunidad, generan una memoria y un patrimonio. No existe una única identidad chilena, sino que un conjunto de identidades, que en su mayoría no han sido reconocidas, porque se ha creado una identidad abstracta de lo nacional, que es aceptada por todos y que le sirve a los grupos hegemónicos para legitimizar su dominación.
Dentro del ámbito local porteño existe un patrimonio invisibilizado o poco reconocido, por ejemplo lo que sucedió con el mega incendio ocurrido en abril de 2014- que destruyó casi 3.000 viviendas- mostró las precarias condiciones de habitabilidad en la parte alta de la ciudad. Apareció un imaginario porteño lejano a la idea de ciudad patrimonial y turística, develando una marcada diferencia entre la vida del Plan y la vida de los cerros.
Esto se remonta a principios del siglo XX, con el terremoto de 1906, que destruyó gran parte de la ciudad de Valparaíso, principalmente conventillos, lo cual generó que muchas personas de los sectores populares vieran en las quebradas una oportunidad de asentamiento. Una vez más Valparaíso fue reconfigurado en torno a una tragedia.
Las formas de habitar los cerros de Valparaíso han sido invisibilizadas históricamente, pues representa un paisaje contradictorio con el desarrollo cosmopolita que se proyectaba para Valparaíso en el Siglo XX (Pino y Ojeda, 2013). De este modo, la configuración de la vida en las quebradas, despliega, de manera silenciosa, una identidad muy diferente a la vida que sucedía en la parte baja de la ciudad. Emerge el patrimonio de la autoconstrucción y la apropiación de un lugar inhóspito para hacerlo habitable, proceso que fue desarrollado por un conjunto de familias de sectores populares.
Esta conformación espontánea de la ciudad representa un tipo de patrimonio de los sectores populares, que no sigue la línea impuesta por los cánones estéticos dominantes, lo cual se vincula con el rasgo particular de Valparaíso: ser una ciudad nunca fundada, sino que ocupada. La vida en los cerros de la parte alta de Valparaíso contrastan fuertemente con el patrimonio arquitectónico de origen europeo que conforma el Sitio declarado como Patrimonio Mundial por la UNESCO, donde destaca la figura de los inmigrantes europeos y el progreso que trajeron a este territorio, llegando a representar la idea de una globalización temprana.
En conclusión, será difícil llegar a consensos sobre qué es y qué no es patrimonio. No obstante, es innegable que se destaca un tipo de idea de patrimonio por sobre otra, dado que no todo el pasado acontecido tiene la pretensión de ser resguardado y transferido a las siguientes generaciones, sólo se seleccionan algunos hechos históricos, algunos estilos arquitectónicos, algunos relatos y algunos personajes. Se privilegia el resguardo de valores culturales asociados a las clases más acomodadas en desmedro de visibilizar el patrimonio presente en los sectores populares.
Los y las invito a que en este día del patrimonio cultural reflexionemos sobre a qué bienes otorgamos valoración y cuales invisibilizamos, se extiende la invitación a mirar nuestra vida cotidiana, abstraerse y mirar el paisaje cultural y territorial que recorrimos diariamente, aquello que utilizamos y no valoramos como se lo mereces, observemos las ferias, mercados, poblaciones, costumbres, tradiciones, historias, mitos, etc. Todo aquello que nos de algún significado y ver si eso puede ser considerado como patrimonio por ustedes mismos o por su comunidad.
Bibliografía
- Pino, A. y Ojeda, L. (2013) Ciudad y hábitat informal: Las tomas de terreno y la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso. Revista INVI, vol. 28, Nº 78, 109-142. Recuperado en http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=25828908004
- Salazar, G. (2012) El Concepto de lo popular. Revista Zancada, pp. 22-25 Recuperado de http://www.zancada.com/entrevista-a-gabriel-salazar-el-concepto-de-lo-popular-es-muy-manejado-en-chile/
ONG Matices Sociales